Los servicios de streaming han crecido exponencialmente, y con la actual pandemia mundial que afecta profundamente a la industria cinematográfica, los estudios de todo el mundo empezaron a aceptar el destino de sus películas. La controversia se convirtió en una palabra banal en este debate, especialmente en lo que respecta a la decisión de distribuir exclusivamente éxitos de taquilla y películas muy esperadas a través de Netflix, HBO, Disney+, Apple TV+, etc. Respecto a este asunto, siempre defenderé la experiencia del cine como algo único e incomparable con el visionado en casa, al menos de forma general. No obstante, creo que el camino más comprensible para dar cabida a todo el mundo es dar al espectador ambas opciones, y creo firmemente que eso sería la nueva norma, tarde o temprano.
¿Por qué este prólogo aparentemente inconexo? Bueno, Palmer se estrena en exclusiva en Apple TV+, que es probablemente el servicio de streaming más infravalorado que existe. Tanto sus películas origi
nales (Wolfwalkers, On the Rocks) como sus programas de televisión (Servant) tienen cada vez más éxito, y su calidad de producción, sin duda, da envidia a decenas de estudios. Teniendo esto en cuenta, creo que una película indie con una narrativa como la de Palmer siempre sufriría en la taquilla en una distribución teatral estándar, así que me alegro sinceramente de que Apple la haya pillado porque no me sorprendería que acabara siendo una de mis películas favoritas del año.
He visto a Fisher Stevens antes, pero nunca en la silla de director. Me ha sorprendido lo mucho que me ha impactado esta película. Puede que el guión de Cheryl Guerriero no sea rompedor ni increíblemente innovador, pero sigue una fórmula extremadamente eficaz que, cuando se escribe y dirige de la manera adecuada, llega al corazón de la mayoría de los espectadores. Con diálogos bien escritos y cautivadores que se sienten reales, Palmer cuenta una historia cliché pero fascinante, protagonizada por dos personajes excepcionalmente inspiradores que, sin duda, pueden servir de hermosa influencia a muchos espectadores que pasan por problemas vitales similares.
Ryder Allen interpreta a Sam, un chico acosado con una notable confianza en sí mismo y orgullo, a pesar de que vive en una caravana con unos padres terribles y de que sus compañeros de colegio se burlan de él. No deja que los demás controlen sus decisiones o lo que le gusta, independientemente de lo que ocurra. Su voluntad y felicidad final al vestirse de princesa, hacer fiestas de té o simplemente ser "diferente" de los demás (como se describe en la película) puede tener un resultado extraordinario en el público, principalmente en los niños. En cuanto a la actuación de Ryder, no me cabe duda de que será un gran competidor en las categorías de actores jóvenes, ya que ofrece una demostración de corazón que me hizo llorar al final de la película.
En cuanto a su contraparte adulta, Justin Timberlake interpreta a Eddie Palmer, un ex convicto que intenta volver a la normalidad después de perder más de una década de su vida debido a un crimen ciertamente grave. Sin embargo, a medida que se presenta y desarrolla el personaje a lo largo de la película, resulta relativamente fácil conectar emocionalmente con Palmer. A pesar de que su encarcelamiento fue más que justo, Palmer demuestra ser una persona altruista y cariñosa que realmente quiere redimirse a la vez que admite que está lejos de ser considerado "normal", creando así un vínculo inquebrantable con Sam. Timberlake me ha sorprendido realmente con una actuación experimentada y con los pies en la tierra.
Al final, es la conexión asombrosamente honesta entre Palmer y Sam lo que eleva el guión a una narrativa tan inspiradora. Hay otras relaciones impactantes e interesantes, concretamente entre Palmer y Maggie Hayes (Alisha Wainwright), así como entre Palmer y su abuela, Vivian (June Squibb). Estos personajes tienen un impacto significativo en la vida de Palmer, y las actrices estuvieron a la altura. Sin embargo, Shelly (Juno Temple) es una madre terrible por la que no pude sentir pena, ni siquiera después de ciertos actos de compasión que pretenden que el espectador perdone al personaje. Técnicamente, sólo un rápido elogio a la sutil partitura de Tamar-kali que me llegó en los momentos adecuados.
Espero sinceramente que esta película indie de Fisher Stevens encuentre su público en casa porque es una historia conmovedora, iluminadora y emocionalmente convincente de redención y autoaceptación. Puede que Palmer siga una fórmula genérica que cualquier espectador ha visto al menos unas cuantas docenas de veces, pero el guión de Cheryl Guerriero, bien escrito y eficiente, cobra vida de una manera increíblemente auténtica y genuina. El maravilloso vínculo entre los personajes de Justin Timberlake y Ryder Allen es el corazón y el alma de la película. Ambos actores realizan unas interpretaciones sobresalientes, al igual que el resto del reparto, pero es la narrativa, cliché pero sincera, repleta de mensajes significativos, la que acaba por hacer brotar las lágrimas. A pesar del intento fallido de hacer que el espectador sienta compasión por el personaje de Juno Temple, Apple TV+ ofrece otra película muy recomendable para ver en familia.
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